¿Quien es esta que se adelanta como creciente aurora, hermosa como la luna, y escogida como el sol y temible como un ejército en orden de batalla?

La imagen de la Virgen María que los deportistas honran en esta jornada se le conoce con el nombre de Nuestra Señora de los Deportistas, o también La Virgen de los Deportistas. Por esta cortesía de Torreciudad podemos apreciar las fotografías de estas imágenes y describirla a los deportistas católicos, con el fin de contribuir con el crecimiento de nuestra filial devoción a la Virgen.

En esta imagen se recrea la visita que los deportistas le hacen a la Virgen, para ser premiados por su Hijo. Ella se ha vestido para la ocasión luciendo su mejor manto, sus coronas y especialmente se ha puesto la medalla que ella como Atleta de Dios, recibió como premio a su fidelidad, esta medalla tiene grabada una corona de laurel, como símbolo de la corona incorruptible por la que debe competir el cristiano – según fuera la propuesta de San Pablo a los Corintios, y ellos a todos los discípulos de Jesús – y también tiene la antorcha que simboliza la luz de Cristo como llama que ilumina la vida del deportista. La cinta de la que cuelga la medalla tiene los colores de los cinco aros olímpicos en representación de los cinco continentes que componen la gran familia humana, por la que Jesús entregó su vida.

Con su mano izquierda, la Madre sostiene al Niño quien se encuentra parado en el puesto del vencedor, en un podium que luce en relieve los cinco aros del deporte olímpico moderno. El niño que se encuentra vestido con una túnica de color púrpura con el que se simboliza la sangre; el precio que debían pagar los antiguos jueces olímpicos, luce como El Juez que nos premia. Y su mano derecha nos la muestra vacía en gesto de acogida y al mismo tiempo de donación de su mayor Victoria.