¿La educación es ciencia o arte? Con esta pregunta a los asistentes comenzó el encuentro que los profesores de Secundaria mantuvieron con Jaume Camps, profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación e investigador del Grupo de Investigación en Parentalidad, Igualdad y Conciliación de UIC Barcelona, para hablar sobre educación personalizada.

Según Camps, “cuando se habla de educación se tiende a hablar de que hay muchas investigaciones científicas que recomiendan aplicar en clase las metodologías que se demuestran beneficiosas. Esta visión de la educación corresponde a lo que podríamos denominar la parte científica de la tarea docente”.

Pero un profesor, aunque siempre comienza apoyado en una técnica, pronto se da cuenta de que por sí sola esta no vale, sino que requiere arte. El arte tiene una relación más clara y directa con la educación personalizada. Jaume Camps reconoce que “ciertamente en diferentes etapas educativas tiene más peso una sobre otra. Por ejemplo, en Infantil, prima el arte; en cambio, en Ingeniería, prevalece la ciencia.

A veces se piensa que en clase hay que hacer lo que la Ciencia ha demostrado que funciona. Sin embargo, si apostamos por la educación personalizada esto no es tan obvio. En Educación “pisamos nieve, no asfalto. El asfalto es lo seguro, la estadística. La nieve se refiere a algo más moldeable, inestable. Cada alumno tiene una historia, un carácter o un entorno distinto al de otros”, señaló este experto docente.

El arte de la educación personal

“Y, ¿qué entendemos por arte?”, se pregunta Jaume Camps. Según él hay una serie de notas que orientan esta cuestión. La primera es que cada obra de arte (= cada persona) es distinta y el artista (=alumno) es quien debe terminar la obra (con la ayuda del maestro).

Por eso, se podría decir en segundo lugar, es necesario que se establezca un vínculo entre artista (alumno) y la obra de arte (su educación). Dicho de un modo más prosaico: el alumno debe querer educarse; si no, es imposible. De ahí que la tarea artística del profesor sea conseguir que el alumno quiera educarse, que se motive con su educación.

En este sentido, hay que llamar la atención sobre el vínculo que se establece entre alumno y profesor. Esa conexión es característica notable en la educación personalizada. Si volvemos al caso del ingeniero de caminos que construye un puente, se ve claramente que el vínculo del ingeniero con los usuarios apenas existe. Podríamos decir que el vínculo se establece con el puente, porque este tiene que estar bien construido y sostenerse.

Según Jaume Camps, “la herramienta principal en la educación en la era poscovid es, sin lugar a dudas, el profesor, no las herramientas tecnológicas, aunque puedan o deban utilizarse”. Por tanto, ¿qué es el profesor?, se preguntaba. Y también “¿nace o se hace?” Jaume Camps dijo que “uno puede convertirse en un buen educador tras un proceso de transformación”. Según Jaume Camps ese proceso tiene unas notas características. La primera es la de ser ejemplar, porque se educa más con lo que hace que con lo que dice. En segundo lugar, debe ser responsable, con una responsabilidad que le lleve a dedicarse a los alumnos y sacar lo mejor de ellos, con independencia de sus circunstancias (del alumno).

Notas del buen educador

Como decía Emilio Domínguez, profesor de Inglés, “no podemos olvidar que las relaciones humanas no se forjan de acuerdo a la rigidez de patrones establecidos, sino a la particular trascendencia de aspectos personales como la confianza, la esperanza, el compromiso o el servicio. En conjunto, todos ellos contribuyen al fortalecimiento de ese corazón educador al que todo docente ha de tender en su práctica educativa diaria”.

En la educación personalizada el buen educador es aquel que no enseña matemáticas (o cualquier otra materia), sino que educa enseñando matemáticas.

En tercer lugar, debe tener coraje porque la educación le llevará a afrontar situaciones difíciles. Otra de las notas características era el sentido de misión: el profesor debe ser consciente de que la educación de cada alumno es el camino para transformar el futuro. Por condensarlo en una frase, se puede resumir que en la educación personalizada el buen educador es aquel que no enseña matemáticas (o cualquier otra materia), sino que educa a través de las matemáticas.

El encuentro de los profesores con Jaume Camps se enmarca en el proyecto de Liderazgo virtuoso que están llevando a cabo en la sección de Secundaria. Los profesores habían leído el libro de Camps titulado “Corazón educador” y aprovecharon el encuentro con el autor para comentarlo y hablar de su experiencia docente.