El pasado 30 de abril falleció Pedro J. Cerrato, uno de los tres pioneros – junto con Martín Vía, que era el director, y Benigno Romeo- del Instituto de Artes Gráficas Tajamar.

Viene a nuestra memoria el comienzo del capítulo dedicado al Instituto de Artes Gráficas Tajamar, en el libro Una Mirada al futuro desde el corazón de Vallecas, escrito por el periodista Luis Ignacio Seco. En ese libro se relatan cómo fueron los inicios del Instituto:

“Mas que una aventura, la historia del Instituto de Artes Gráficas Tajamar parece una verdadera locura. Lo empieza a preparar en 1966 un joven ingeniero industrial catalán llamado Martín Vía, y dos ayudantes dispuestos a todo. De los tres, solo uno tiene que ver con el sector gráfico”.

El Departamento de Impresión

Uno de esos tres personajes y el único que tenía que ver con el sector era, precisamente, Pedro José Cerrato (1947-2021). Pedro José fue profesor y jefe del Departamento de Impresión desde su inicio en 1967 hasta que se jubilara en 2012. Seguro que los Alumni de Artes Gráficas leerán con afecto estas líneas y les gustará repasar algunas de las fotos -alguno se reconocerá en ellas- de quien fuera su profesor de impresión.

Pedro José falleció el 30 de abril de 2021. Desde hacía tres años venía arrastrando problemas serios de salud. Todos los que le visitaban salían impresionados al verle, porque le habían conocido con un empuje grande (era personaje de carácter fuerte) y ahora lo veían grandemente limitado, pero manteniendo su optimismo y fortaleza. Pedro José era muy amigo de sus amigos. Los tenía y eran muchos y de todas las edades: cuarenta años en la educación en el sector gráfico dan para mucho.

“Lo llamativo -dice Jesús García Huertas, Alumni AG´91- era que trataba igual a un alumno de 18 años que a un empresario de 50, y ambos se sentían comprendidos”.

Que era amigo de sus amigos se ha podido comprobar en los momentos difíciles, y en ambos sentidos. Los que le conocían, sabían que podían acudir a él cuando necesitaban algo: no solo en el campo profesional, sino también  y esto habla sin palabras de su modo de ser, no siempre fácil de llevar, ante dificultades personales. Se podía decir que magisterio y amistad formaban un todo indiferenciado, es más, muchos han experimentado que Pedro, en su relación profesional, ya fuera con los alumnos, con los profesionales o empresarios del sector, siempre se dirigía a la persona. Así se explica que, en estos años difíciles de la enfermedad, se viera tan acompañado y tan querido por sus amigos.

¿De dónde le venían su audacia y desparpajo? Se podía decir que era una persona acostumbrada, desde muy joven, a enfrentarse a retos que le superaban y a que tenía un carácter decidido. Cierto, pero no es explicación suficiente. Los que le han tratado han podido constatar que el motor de Pedro José se alimentaba no solo de ilusión sino, y fundamentalmente, de sentido sobrenatural: era un hombre de fe. Sin manifestaciones externas, pero honda y arraigada. Era difícil tratarle y no advertir el fundamento de su vida, era difícil tratarle y no acercarse un poco más a Dios. Quizá esto explique también que, los últimos meses de su vida, cuando ya estaba muy impedido, repitiera confiado: “como vosotros veáis”. Se fiaba y confiaba en “el de siempre”, es decir, en Dios, y en los demás, esta vez en la versión más difícil de la amistad: dejarse ayudar, fiarse. Murió como vivió, rodeado de gente que le quería y a la que quería.

Misa funeral en Tajamar

Para todos los antiguos alumnos, seres queridos y amigos, se celebrará una misa funeral el jueves 20 de mayo a las 20:00 en el oratorio del colegio Tajamar.