Chuso Bragado se acerca a sus octavas olimpiadas

Chuso García Bragado , alumni AAGG´88 y atleta de elite en la especialidad de Marcha, ha dado un gran paso para meterse en las Olimpiadas de Tokio 2020. Sería su octava participación en unas olimpiadas. Chuso Bragado sería el atleta con más participaciones olímpicas. Con su octavo puesto conseguido este domingo en los 50 km marcha de Doha ha alcanzado el primer objetivo de esta temporada.

En la entrevista que hoy publica Carlos Arribas en El País, Chuso dice que “este octavo puesto significa la posibilidad de acabar donde me he propuesto y decidido poner punto final a mi carrera”. Y continúa: “Doha era la oportunidad de llegar a Tokio y así me lo he tomado. Más que preocuparme por el calor, me he preocupado por Tokio. Lo tengo ya muy claro que allí quiero bajarme. Y esa ha sido la principal motivación para terminar octavo aquí”.

En el recuerdo de muchos está el recibimiento a su llegada al pabellón español en Río. Imaginad lo que sería en Tokio. En Tajamar suenan todavía los aplausos que los alumnos brindaron a Chuso en la salida de los 500 km relevos de 2016, a poco de volver de sus séptimas olimpiadas.

Hemos querido aprovechar esta noticia para publicar aquí un extracto de la entrevista que le hizo Sergio G. del Puerto para la revista de la Fundación Tajamar hace un año y que tituló así: “Todo empezó en Tajamar”. En ella, García Bragado hace un repaso a su trayectoria profesional, que comenzó en el club deportivo Tajamar.

Entrevista a Chuso García Bragado

Desde Barcelona 92 ha disfrutado de todos los Juegos Olímpicos que se han celebrado hasta Río 2016. Un año después de aquella primera cita importante, “un máster acelerado de cuatro años”, Chuso Bragado se estrenó en los Mundiales de Atletismo, el primero de los doce disputados, con la medalla de oro en Stuttgart 93.

Pregunta. Campeón del Mundo en su segunda gran competición y con 23 años, ¿cómo se asimila un éxito semejante siendo tan joven?
Respuesta. No lo asimilé, me fui dando cuenta con el tiempo. A Stuttgat llegué con la preparación realizada para Barcelona 92. Además, tras unos Juegos Olímpicos en tu país, los nervios desaparecen y el resto de competiciones parecen mucho menos importantes. Con ese entusiasmo de chico joven salí a disputar la prueba, en un momento dado me vi en primera posición y mantuve el tipo para intentar ganar.

P. ¿Cómo prepara la cabeza un atleta para afrontar una competición individual de casi cuatro horas de duración?
R. Se trata de convencerte de que puedes acabar. Es más una preparación mental que física. Yo he entrenado distancias largas, de 40 kilómetros, y luego otras veces he recorrido 51 para saber que estaba capacitado para afrontar la carrera. Después de terminar unas 60 pruebas de 50 kilómetros marcha, en mejores condiciones, unas, y en peores, otras, sé que el cuerpo humano tiene capacidad y resistencia para conseguirlo.

Se trata de convencerte de que puedes acabar. Es más una preparación mental que física.

P. Ha señalado que más importante o emocionante que ganar una medalla fue constatar el reconocimiento a tu carrera, a los valores demostrados, que le mostraron sus compañeros de selección al llegar a Río en 2016.
R. Ese pasillo es inolvidable, sin ninguna duda. Como llegué más tarde de lo previsto por tener que recuperar una lesión, quien lo ideó pudo ir preparándolo poco a poco. Se trasmitió de unos a otros que tal día llegaba en la expedición uno que disputa sus séptimos Juegos Olímpicos y allí se apuntó tanto gente que me conocía como otros que simplemente me habían visto en anteriores competiciones.

P. Y un mes después el Club Deportivo Tajamar congrega en las instalaciones del colegio a deportistas, alumnos y profesores para entregarle la primera medalla de oro de la entidad. ¿Cómo recuerda ese día?
R. No me lo esperaba, la verdad, pensaba que sería un acto mucho más discreto. Cuando llegué y vi a todos los chavales y profesores aquí esperando… Fue también un día muy especial, sobre todo porque en Tajamar empezó todo. Me vine a estudiar artes gráficas y el Club Deportivo tenía un equipazo de atletismo con chavales jóvenes, que competíamos a nivel nacional con los mejores. Aquí pude empezar a desarrollar la especialidad que me ha dado tantas alegrías. Fue un regreso al pasado, a esos recuerdos bonitos que te quedan después de haber vivido aquí tantos años.

Fue también un día muy especial, sobre todo porque en Tajamar empezó todo

P. Y echando la vista atrás, hasta aquella etapa de estudiante y deportista, ¿qué es lo mejor que se llevó de su paso por Tajamar?
R. Muchas cosas, más alla de la formación deportiva y los estudios de FP, los valores que recibí aquí en Tajamar han marcado mi evolución como persona. Sobre todo, te quedas con quienes transmiten esos principios, los que te han enseñado. Benigno, Witi, Lázaro, don Rodrigo, Pedro Cerrato, no sé, tanta gente. Muchos alumnos no nos ceñimos sólo a venir a clase, hemos participado del club deportivo, de las convivencias, de tantas actividades que se realizan en Tajamar. Además, incorporas a tus padres y son vivencias para siempre, que puedes aplicar cada día el resto de la vida.

P. ¿Ha trasladado los valores recibidos en su juventud a la educación que ha proporcionado a sus dos hijas?
R. Lo intento, aunque hoy en día, lamentablemente, la sociedad no ayuda. Es una lástima porque en nuestros días los valores que te enseñan en Tajamar casi van a contracorriente respecto a los que llegan desde otros lados. Afortunadamente, creo que con el tiempo los hijos saben apreciar lo qué es realmente importante y digno de tener en cuenta en la vida. En cierto sentido es desalentadora la ausencia de valores – esto siempre suena etéreo- que se produce en momentos de crisis, pero asentar buenos principios es fundamental.

Los hijos saben apreciar lo qué es realmente importante y digno de tener en cuenta en la vida.