Fotografía: Carlos de la Calle

Durante el mes de octubre el papa Francisco ha invitado a todos los católicos a rezar cada día el rosario por la Iglesia. En Tajamar se ha vivido la invitación de una manera muy especial y cada mediodía los alumnos, profesores y familias han podido rezar juntos el rosario en el oratorio del colegio. En esta entrevista a los profesores y capellanes conocemos más sobre la idea.

¿Cómo han vivido los alumnos de Tajamar la invitación del papa Francisco a rezar el rosario especialmente en octubre?

Con mucha ilusión, como viven todo los niños. Han querido rezar por esa intención que el papa, y el prelado del Opus Dei secundándola, nos han propuesto para este mes del rosario: rezar por la Iglesia, para que la Madre de Dios y san Miguel arcángel la protejan y nos mantengan muy unidos a Dios y entre nosotros.

¿Cuál ha sido la acogida de los alumnos?

Ha sido una experiencia muy buena. La piedad de los niños y su amor a la Virgen han iluminado el colegio. Sobre todo han acudido alumnos de Primaria, tras su comida. Tres o cuatro decenas de ellos salían corriendo del comedor a por su rosario, que les estaba esperando en la entrada del oratorio. Y pedían a gritos poder dirigir algún misterio, y rezar las letanías. En ocasiones hemos “contemplado” los distintos misterios del rosario, imaginándonos las escenas (con los ojos cerrados, les decíamos, para representárnoslas mejor). Seguro que la imaginación desbordante de los niños ha disfrutado de la vida de Jesús junto a su Madre…

¿Han participado más personas además de los estudiantes?

Poco a poco se ha ido sumando más gente. El primer día empezaron unos pocos profesores y algunos sacerdotes (ese día coincidía con la actividad del mural de Boa Mistura con los alumnos), pero después ha ido aumentando el número de asistentes con alumnos de distintos cursos y también se han animado algunos padres y madres del colegio.

¿Qué destacaría de la experiencia?, ¿algún hecho que no podrá olvidar?

Al finalizar el rosario, cada día hemos rezado la oración a la Virgen “Bajo tu amparo”, y a san Miguel arcángel la que empieza por “Defiéndenos en la lucha”. Así nos lo pedía el papa Francisco. Y algo entrañable: en ocasiones le han gritado (de verdad, dejándose la voz) un “guapa” a la Virgen Blanca, la que se encuentra en el patio que da a la entrada del oratorio. Varios alumnos nos han pedido rosarios, para ellos y para sus padres y hermanos, porque, decían, el fin de semana debían seguir apoyando al papa con esa oración a María…

Nos han dicho que quieren contarle la iniciativa al Papa. ¿No es así?

Sí, hemos pensado escribir al santo padre una carta contándole la iniciativa. La redactarán los niños, de su puño y letra, para transmitirle todo nuestro cariño y apoyo a través de esa común Madre buena, la Virgen María.

¿En qué consiste la oración del rosario?

El rosario es una oración con muchos siglos de antigüedad en la que los cristianos van contemplando junto con María los principales misterios de la redención. Cada misterio consta del título y del rezo de un padrenuestro, diez avemarías y un gloria.

Los misterios recorren la vida de Jesús, reunidos en cuatro grupos de cinco misterios cada uno: gozosos (infancia de Jesús), luminosos (vida pública), dolorosos (pasión y muerte de Cristo) y gloriosos (resurrección y vida gloriosa).

Cada día se rezan los cinco misterios correspondientes y después se recitan las letanías, que son jaculatorias y frases de cariño dirigidas a la Virgen. Aunque al principio es un poco lioso, es muy fácil de rezar y no dura más de veinte minutos. Para facilitar que los alumnos fuesen siguiendo el rosario hemos hecho una “chuleta” (en este caso, sí están permitidas).

¿Por qué es importante rezarlo con amigos?

Es el mismo Jesús quien nos recomienda rezar juntos: “Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,19-20). La oración que se hace en común tiene más fuerza delante de Dios y, además, consigue mayor unidad y armonía entre quienes rezan juntos. No hay más que hacer la prueba.